Artículo de opinión por Katty Coral



Hace apenas tres meses atrás, el mundo seguía su ritmo normal: los países se armaban, las empresas buscaban más y más ganancias y los seres humanos vivíamos con la certeza de que éramos invencibles. Todos los que nos preocupamos por el planeta teníamos la certeza de que eso no iba a durar mucho, aunque, siendo sincera, tampoco pensábamos que duraría tan poco. Por referencias históricas, sabíamos que el planeta actúa como un ser vivo (teoría de Gaia), por tanto, lastimar tanto a nuestro hogar traería consecuencias. Con tristeza, muchos escuchamos en los últimos tiempos que el cuidado al ambiente había pasado de moda, desconcertados no entendíamos como la gente limitaba su buen accionar ambiental al cuidado de mascotas; descorazonados encontrábamos teorías y conceptos errados, sin ningún fundamento técnico - científico, que pretendían desmontar nuestros argumentos  proteccionistas y/o los limitaban a casos específicos sin peso  a nivel global.

Hoy, el planeta nos ha dado una lección de humildad  y nos ha enseñado la importancia de respetar la vida silvestre, de cuidar el agua, de proteger el suelo, de cuidar el aire.  Nos está enseñando que el planeta  es una simbiosis de interacciones que no pueden analizarse basadas en las individualidades, que toda acción tiene una reacción, como hace siglos Newton nos enseñó, y que para entenderlas es necesario estar preparado, comprender fenómenos físicos, químicos, biológicos, microbiológicos, sociales y, por supuesto, matemáticos.

El aire está más limpio, por que los procesos de combustión que producen nuestros coches se encuentran detenidos, los gases de efecto invernadero han disminuido (principalmente por la paralización de China y Europa),  los peces volvieron a Venecia, los pájaros cantan en Quito, hay pavos reales en Madrid y jabalíes en Barcelona, pero ¿es esto suficiente?  No, tristemente. Porque el agua potable está escaseando,  porque el volumen de residuos peligrosos se ha incrementado, porque las aguas residuales llegan a los cauces receptores con mayor nivel de tensoactivos (por nuestro continuo lavado de manos), porque los desinfectantes que usamos para mantenernos sanos también están acabando con las bacterias beneficiosas para la degradación de la materia orgánica en el suelo.

Y, otra vez, miramos conmocionados como mucha gente celebra lo ocurrido, sin realizar un análisis más profundo, sin evaluar los otros factores que no son tan notorios pero que están sufriendo una dura afectación.  Otra vez volvemos a estar en desacuerdo con los radicales que proclaman que los seres humanos debemos extinguirnos y que los sistemas productivos deben eliminarse.  Otra vez creemos, hoy más que nunca, que la educación es la clave, que debemos tener profesionales preparados y conscientes, esa preparación que les permitirá ver con claridad las causas y efectos de la contaminación, pero que además les proporcionará empatía, resiliencia y, porqué no, mecanismos de supervivencia.

Desde la soledad de mi sala de trabajo en el hogar, solo puedo esperar que esta pandemia nos abra los ojos. Que nos demos cuenta lo valiosos que son los profesionales de la salud, pero que también entendamos que para que el mundo sea el lugar placentero que todos anhelamos, es fundamental que los ingenieros, los administradores, los psicólogos, los financieros, los docentes, las fuerzas armadas, los policías, TODOS, estemos bien preparados, con una educación sólida y con una profunda conciencia social y ambiental.

Este momento solo me queda rendir tributo a los Ingenieros Ambientales de la UISEK que desde el control y tratamiento de aguas residuales, la gestión adecuada de residuos hospitalarios, urbanos, peligrosos y especiales,  el control de la calidad del aire, la producción minera y petrolera, la protección biológica, la evaluación de los impactos ambientales, los procesos industriales, la planificación territorial, el control de químicos peligrosos, la academia, y muchas otras actividades, están cuidando de todos nosotros, en silencio, sin soberbia, pero entregados en cuerpo y alma para defender y cuidar lo que ellos aman, NUESTRO PLANETA.

Autora:
Katty Coral, docente de la Facultad de Ciencias Naturales y Ambientales de la Universidad Internacional SEK.



Comentarios

  1. Un estupendo análisis.
    Solo extendería el tributo a todos los profesionales y no profesionales del área ambiental, que hoy son parte del grupo de personas imprescindibles que están haciendo frente a la emergencia!!

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