Las emociones durante la pandemia



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Que las personas estén un estado ansiedad o de preocupación generalizado, es una actitud normal y humana como respuesta a la pandemia; la ansiedad ha aportado, como especie, a la supervivencia en una situación llena de riesgos presentes y futuros. Sin embargo, es preocupante la actitud de negación frente a la realidad de su existencia, para controlarla en lugar de explorar su origen y tratarla de raíz.


La población está sobrellevando la pérdida de la libertad, sus reuniones sociales, su afectividad, su entretenimiento, han dejado de hacer cosas que aman y de gozar en compañía de quienes quieren, comportamientos característicos de nuestra especie. En algunos casos más extremos, a algunas familias les toca vivir el duelo en el exilio y la soledad, esto sin mencionar a aquellas personas que viven violencia o extrema pobreza; así describe la situación actual de los ecuatorianos Claudia Terán, docente Coordinadora de la carrera de Psicología de la Universidad Internacional SEK.


Analizándolo así, está claro que la población puede estar en un estado de tristeza profunda y crisis colectiva, al haber perdido la libertad de realizar actividades cotidianas.  Sin embargo, para dar respuesta a este malestar hay que identificar a fondo estas señales que no les permite estar en calma, para poder seguir trabajando, produciendo y funcionando como antes.



Primero, señala la docente, se debe reconocer que no estamos trabajando desde casa: estamos tratando de adaptarnos al trabajo mientras se estudia, se cuida de los hijos, cocina y carga con el peso de entender las implicaciones de esta pandemia. No estamos irritados: estamos en un estado de confusión en el que no podemos ser capaces de solucionar el problema, es decir plantear la situación real sin adornarla.


Es importante reconocer la realidad por lo que es y reconocer el estado emocional en el que se encuentra. No es el momento de presionar, exigir o negar la situación para uno mismo, ni para otros. Es el momento de poner especial atención en cómo vive cada uno esta pandemia, para poder organizarse mentalmente. “Los estados de trauma se estructuran cuando las personas viven un acontecimiento doloroso que supera su capacidad de procesamiento. Es posible que este cambio de estilo de vida tan violento sea traumático para muchos, sino para todos” acota la docente. Hay que dar espacio y prioridad a la salud mental generando un tiempo para permitirse sentir y llorar plenamente por todas las actividades, personas y momentos que se extraña. Reconocer que estamos tristes y emocionalmente agotados.



La mejor manera de lograr un balance es dejar de ignorar la tristeza enfocándose en el trabajo o en otras responsabilidades y hablar de ello. Si se tiene un familiar, amigo, amiga o pareja en quien confiar para expresarse, hágalo. De lo contrario, la docente de UISEK aconseja acudir con profesionales de la salud mental, que en estos momentos se han adaptado de acuerdo a la situación, ofertando servicios de ayuda o contención emocional vía internet. “La única forma de entender lo que sentimos, es poniéndolo en palabras”, afirmó Claudia Terán.



Consientes de estas necesidades, la Universidad Internacional SEK pone a disposición de la comunidad, su Centro de Apoyo Psicológico, vía online. De esta manera, la universidad contribuye con la sociedad ecuatoriana en esta dura situación que todos vivimos.


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